viernes, 24 de octubre de 2008

DÍA 43.







De verdad que he querido cantar otros cantos,
De verdad que he querido Conocer otras viñas,
y
Embriagarme en sus vinos.
Pero,
Tu recuerdo brillante, hermoso,
De mosto cancino,
Perfecto en sus ácidos y aromas,
De cepas traídas de otras tierras,
Se adueña de todo mi entorno
Y no puedo perderme por los parronales
Que tienen otros ojos prometedores…
Sólo es tu vino hechicero
El que quiero beber.
Es el único brebaje de vida
Con el que quiero emborracharme,
Perderme para encontrarme
Porque es eso lo que me da tu compañía.
¡Me haces brillar!
Y mi brillo se une a tu espiral que me eleva…
Sabes que me hace bien nutrirme de tu vid
Fuente de perfecta compañía humana
Que me ayuda a caminar por senderos fértiles.
Esos caminos que conozco de memoria
Que si anocheciera igual los encontraría
Porque están impregnados de tus aromas
En tus recovecos, en tus esquinas,
En tus laderas,
En tus planicies.
El aroma de tu vino
Que me eriza la piel
entregándole sensaciones de
Incontables melodías,
Que me transforma en golondrina o en paloma,
en gaviota que surca los mares
O en cóndor andino que señorea montañas.
Tu vino que
Se me hace vertiente alucinante en mis ojos,
Arcilla en mis manos,
Que juega en mis pies, en mis cercos, en mis llanos.
Tu vino
enólogo perfecto para mi paladar Sublime
Y que me has dado a beber
Es mi pozo de energía.

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