La voz en el desierto de cemento
proclama el amor fraterno
para salir del infierno que hemos creado
pero sólo hemos sacrificado nuestros mejores sueños
haciendo con beneplácito dueños a los dineros mal
habidos
que nos manejan en superlativos que ahogan el alma…
Ya no nos mece la calma de tiempos en que se entendía
que para lo que se nacía, era para amar a Dios por
sobre todas las cosas
y al prójimo como a sí mismo…