viernes, 6 de junio de 2008

Una palabra.


Hay una palabra


en donde me escondo,


en donde revivo...




Ésa palabra es tu nombre




Majestuoso diamente que enardeces


mis sentidos


mis hormonas las exitas


en voluptuosas mezclas


que nos llevan a experimentar


efluvios ascendentes


con finales dulces.




Tu nombre


deleite de mis oidos


que me hace adicta a su amparo


de línea balsámica


que acaricia mis ansias


haciéndolas mecerse en la constelación


de tu universo


lleno de melodías utópicas,


de estrellas temerarias


que me enseñaron a no temer


sólo a disfrutar.




Tu nombre


conocedor de afluentes profundos


de aguas azucaradas


en donde navegar contigo


es estallar en orgasmos


repitiendo tu nombre


mientras cabalgo.




Tu nombre


es el aire fresco,


es la meseta óptima para transitar.




Tu nombre el dulce secreto que respiro,


la espiga robusta que crece


en mi corazón,


la centella luminosa que me dá bríos


para crecer.

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