
Hay una palabra
en donde me escondo,
en donde revivo...
Ésa palabra es tu nombre
Majestuoso diamente que enardeces
mis sentidos
mis hormonas las exitas
en voluptuosas mezclas
que nos llevan a experimentar
efluvios ascendentes
con finales dulces.
Tu nombre
deleite de mis oidos
que me hace adicta a su amparo
de línea balsámica
que acaricia mis ansias
haciéndolas mecerse en la constelación
de tu universo
lleno de melodías utópicas,
de estrellas temerarias
que me enseñaron a no temer
sólo a disfrutar.
Tu nombre
conocedor de afluentes profundos
de aguas azucaradas
en donde navegar contigo
es estallar en orgasmos
repitiendo tu nombre
mientras cabalgo.
Tu nombre
es el aire fresco,
es la meseta óptima para transitar.
Tu nombre el dulce secreto que respiro,
la espiga robusta que crece
en mi corazón,
la centella luminosa que me dá bríos
para crecer.

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