Estoy aquí, observando la
destrucción en que se encuentra el planeta tierra después de este tiempo
complejo para todos sus habitantes. La realidad es totalmente distinta a la de hace sólo unos meses. Si bien es cierto
siempre han existido algún un tipo de caos y de desencuentros, guerras y
rencillas sociales, el general de la gente estaba tranquila habitando.
El comienzo no está claro en el
tiempo porque la memoria colectiva falla y se dispersa. Algunos hablan, que
hace varios años se venían dando cosas sin explicación y otros que sólo desde
hace algunos meses; las historias son ambiguas, sin embargo, sabemos que cuando
desapareció un avión con doscientos cuarenta y nueve pasajeros a bordo las
cosas se volvieron extrañas. La gente percibía que había un cambio en el
presente pero el trajín diario por conseguir comprar cosas y satisfacer sus egos, no
los dejaron escuchar ni ver lo evidente. Luego, los temblores en el
mundo fueron en aumento. Temblaba en lugares disimiles y que nunca antes había sucedido ni un
movimiento telúrico en cientos de años. Los maremotos no se hicieron esperar,
cosa que mantenía a todos en alerta. Los volcanes que parecían
sin actividad, despertaron. El problema aumentó cuando los aviones que
desaparecieron fueron cinco el mismo día. Uno de cada continente. Salidos de diferentes
aeropuertos de cinco ciudades muy importantes del planeta. Aviones comerciales
que se desvanecieron con su capacidad completa. Los radares dejaban de avistarlos y lo demás
era sólo especulación. Como las comunicaciones son expeditas desde hace un
tiempo, y las redes sociales no tienen
fronteras, muy pronto el mundo, de extremo a extremo se enteraba de lo que
estaba pasando y el nerviosismo dio paso al miedo. Miedo que cundió cuando de
pronto los desaparecidos aumentaban en todo el mundo; en un periodo de nueve
meses, tres miembros de una familia compuesta por cinco, desaparecían. Todos
los niños menores de catorce años, miles de ancianos, hombres y mujeres de todas las razas, de todos los
estratos sociales, de todas las condiciones físicas se les perdían el rastro. Las policías recibían notificaciones de
desaparecidos cada vez con más frecuencia. Las filas de personas en las
delegaciones intentando saber qué pasaba
con sus seres queridos florecían tanto como el miedo.
Los gobiernos llamaban a la
calma, que volvieran las personas a sus trabajos y a sus quehaceres porque así podrían mantener las economías; los
países se unían en la desgracia, había caos en las fronteras para pasar de un
país a otro porque todos querían ir y venir buscando a su gente; las religiones
llamaban a tener fe y esperanza, los jóvenes hacían marchas protestando en
contra de todo lo que les parecía ser culpable de las desapariciones; nada
tenía respuestas. Los astrólogos, videntes, tarotistas y numerólogos parecían dar explicaciones a lo que estaba ocurriendo
pero no podían dar consuelo a todos
los que sufrían las perdidas porque tampoco veían claramente lo que
estaba ocurriendo. Hablaban de muerte y desgracias a nivel mundial.
La noche para la humanidad está
aquí, presente. Se vive y respira. Nada parece tener luz en los corazones de
los seres. Nosotros, los que estamos mirando cómo ocurren los hechos tenemos la
respuesta pero nadie nos quiere
escuchar. Parece ser que prefieren seguir sufriendo sus desgracias. Como desde
siempre ha optado la mayoría de los habitantes de tierra.
Aprender desde el dolor y no desde el amor.
Mientras tanto, la primera gente
que desapareció y que fue advertida por el colectivo mundial, llegó a destino
de forma normal. Ni un incidente en el viaje. Al bajar del avión se sentían contentos, llenos de algo
especial en sus estados de vida. Los viajes siempre traen esperanzas de cosas
nuevas. Todo funcionaba con normalidad. Lo único extraño era que muchas de las
personas que esperaban ver, estaban inubicables. No contestaban teléfonos,
mails o chats. Sin embargo, las cosas
parecían darse igual que siempre. Los que llegaban a sus casas se encontraron
con todo lo material pero los demás integrantes de las familias no estaban. Con el pasar de las horas el
conjunto de la gente que llegó en ese avión sintió muy confortable el ambiente en donde
cada uno estaba a pesar de las ausencias. El aire parecía diferente, las calles
tranquilas sin mucha afluencia de personas y nada de autos; el paisaje se veía más
brillante y parecía ser que todo era de colores palpables. La armonía y el
equilibrio inundaban cada rincón. Era como un bello sueño que con el pasar de
las horas se hacía más real.
Cada respiración daba certezas de
la realidad y todos la comprendían sin temer y sin dudar. No tenían que esforzarse para tener la comida
que requerían sus cuerpos o los líquidos que precisaban para su sed porque los
árboles frutales abundaban repletos de
exquisitas y fragantes frutas, mientras que los manantiales brotaban
desde la misma tierra sana y pura por todas partes. En las casas todas las despensas estaban llenas
de cosas que gustaban y alimentaban al cuerpo. La comodidad, la fraternidad
entre todos los que se encontraban en sus actividades era todo lo soñado. La
vida era la de siempre. Sus trabajos y ocupaciones eran los mismos de antes,
sólo que nada de estresantes. El fin de trabajar es servir al bien común. Los
caminos para llegar a sus destinos no requieren de avanzar grandes distancias
porque en un abrir y cerrar de ojos ya llegan.
No pasaron muchos días
desorientados cuando la gente que amaban empezó a aparecer y a pesar de que eran sólo algunos de ellos,
aceptaban la situación sin cuestionarse.
Cuando comenzaron a hacerse preguntas, inmediatamente aparecieron en las redes sociales
los seres que tenían las respuestas.
El tiempo ha cambiado. El grupo
de ese lado es un grupo elegido para existir allí porque en este lado comprendieron y vivieron el amor
fraterno.
Las cosas ahora serán vividas de
forma positiva. Todos construyendo en el bien y en beneficio de los del otro
lado. De los que se quedaron porque no entendieron las cosas de la luz.
Ellos trabajarán en pos de aquellos enviándoles
energías positivas todos los días. Las religiones no existen, sólo el amor fraterno mueve a esta nueva humanidad. No
hay gobiernos, sólo representantes de cada ciudad. Muy pronto la telepatía será
su forma de comunicarse entre todos. La
llegada de nueva gente ha terminado. Los que se quedaron se quedaron, los que
pasaron los umbrales se instalaron a vivir en este nuevo mundo que no es la
muerte. Es una realidad paralela que sólo nosotros, los transeúntes, sabemos de
su existencia porque tenemos el don de pasar de un lado al otro. Somos seres privilegiados, humanos como todos
pero con más comprensión de las cosas del espíritu. Cuando este grupo avance en
su día a día, en sus vidas y muertes correspondientes para crecer, los que
sigan en pie sin rendirse a la complacencia física desordenada, podrán avanzar
a la siguiente realidad paralela que es más avanzada. El camino es largo porque
las realidades paralelas que siguen son muchas y en ellas, la muerte del cuerpo
no existe.
Mientras observo el desorden de este lado triste, busco
una persona, un humano que me escuche para ver si podemos hacer algo más por el avance de estos
seres sin esperanzas, ciegos al amor fraterno que es el único camino de avance
pero todo es tan gris y la gente tan dolida.
4 comentarios:
reflexivo cuento Eloísa
la vida y los giros hacen de las personas historias melladas , sin excepción
gracias por tu huella, feliz de leerte por allá
abrazos y buena semana
:D
Gracias Elisa por tu compañía!
Mi abrazo fraterno Poeta.
Es tan triste lo que pasa en estos días, estamos deshumanizandonos, solo miramos para nosotros mismos, tantas luchas, guerras, odios... dan ganas de huir, huir hacia algún lugar sin todo esto, pero donde?, tu cuento es precioso, me gusta. Un abrazo y me encanta.
Carlos. Mil gracias por tu bello comentario. Eres muy amable en acompañarme en las letras. Abrazos fraternos!
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