lunes, 9 de abril de 2012

Tinieblas.


Oscuras horas que se amontonan
en relojes desabridos, destrozados acorazados,
que eliminan sueños, que borran sonrisas para avanzar.
Dejando cuerpos ajados por el paso de las estaciones
que son guillotinas que cortan todo  intento de más.
No tienen alma, sólo están ahí para juzgar,
declaran guerras en cuerpos cansados,
organizan batallas en corazones fundidos,
oprimidos por el día a día por la falta de pan
Nunca es un nosotros para progresar, horas mezquinas,
siempre es un yo entero que obliga a pensar
que el derecho es sólo en billetes  y no en humanidad.
Esta lentitud en las auroras del tiempo
que maquilla de esperanzas mis pasos sin ser real
me convierte en fiera herida  que espera sanar
en algún regazo para emprender el vuelo de esta realidad.
No mido mis miedos, si me detengo  en ellos
me arrinconan desafiantes  imprimiendo sus sellos
y no me dejan ver el cielo y sus colores de melodías,
fragantes melodías que preciso enteras abrazar.
Esta lentitud  que avejenta  mi estadía sin poderla cambiar
ni moldearla a  mi antojo, no me dan libre elección.
Me transforma en guerrero perdido
obnubilado en medio de mil batallas,
de negro revestidos mis cantos que no pueden volar alto.

3 comentarios:

CARLOS dijo...

Me gusta. Un abrazo.

Eloisa Echeverria dijo...

Me gusta que te guste y me gusta que te pases por este rincón. Un abrazo fraterno para ti.

Eduardo González dijo...

No mido mis miedos, si me detengo en ellos
me arrinconan desafiantes imprimiendo sus sellos
y no me dejan ver el cielo y sus colores de melodías,
fragantes melodías que preciso enteras abrazar.

Los miedos a todos nos dominan en alguna ocasión, cada cual tiene los suyos, saberlos sobrellevar es empezar a superarlos.

Buen trabajo.
Un abrazo.