martes, 18 de noviembre de 2008

Ventanas abiertas





Entre mi ventana y la tuya


hay un océano de distancia


horas que transitan con arrogancia


y que nos separan también.


Las mantenemos abiertas


deshojando sueños punzantes


desnudando anhelos fragantes


que es lo único que nos infunde deseos de seguir.


Mi ventana abierta te concedo


con mi beneplácito para entrar,


que te embriagues, no te tienes que mostrar


distinto, sólo es charla versátil lo que te puedo dar.


Tu ventana encuentro abierta siempre


por donde recibo tu elixir espigado


que preciso para sonreir y es entregado


a borbotones por tu sincero sentir.


Entre tu ventana y la mía al final del día


no hay océano ni horas que nos separen de la calma


que nos cobija en una desembocada esperanza en el alma


en la cercanía que esperamos y sé que ha de venir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oi, passe lá no blog do Clausewitz e conheça um pouco do Brasil. Abração