Entre mi ventana y la tuya
hay un océano de distancia
horas que transitan con arrogancia
y que nos separan también.
Las mantenemos abiertas
deshojando sueños punzantes
desnudando anhelos fragantes
que es lo único que nos infunde deseos de seguir.
Mi ventana abierta te concedo
con mi beneplácito para entrar,
que te embriagues, no te tienes que mostrar
distinto, sólo es charla versátil lo que te puedo dar.
Tu ventana encuentro abierta siempre
por donde recibo tu elixir espigado
que preciso para sonreir y es entregado
a borbotones por tu sincero sentir.
Entre tu ventana y la mía al final del día
no hay océano ni horas que nos separen de la calma
que nos cobija en una desembocada esperanza en el alma
en la cercanía que esperamos y sé que ha de venir.
1 comentario:
Oi, passe lá no blog do Clausewitz e conheça um pouco do Brasil. Abração
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