miércoles, 26 de septiembre de 2012

A Miguel Hernández.






(Ya que el libro de  los 1000 poemas a Miguel Hernández que hizo Alfred Asis de Chile se ha completado, colocaré aquí los tres trabajos de mi autoría que aparecen allí)


Tu paso fecundo.

De Orihuela fértil tierra que cobijó tu mirada despierta y ágil
es tu materia natural que crece de vida repleta cada vez más.
Corren tus letras y se cobijan en el semblante  alegre
de tu preñez de versos, preparados para eternizarse
en las semblanzas de los  tiempos que te elevan,
llueven plácidas entre los campos fecundos de tu tierra.
Del cielo fulguroso que te abrazó, te recreo, en mi visión lejana,
 en este presente en que te encuentro y descubro
 declamando tus versos al aire que te envolvía para crear.
Tierra y viento de Alicante tus senderos tapizaron para volar…
Miguel, en la joya que dejaste, inmortal es tu versar,
Miguel Hernández, ahora tus ojos habitan el universo,
 ojos elípticos, desarmando las constelaciones,
no se confunden en otras miradas,
son tus ojos señeros coloreando tu ingenio.
En el fugaz instante de tu paso por la vida
quedó plasmada en la palabra que pastoreaste como a tus cabras,
como a tus lunas, como a tus rayos enquistados hasta en el alma.
Que del barro que te sentiste han brotado flores fragantes de alquimia perfecta.
No sé las vertientes  cristalinas en la que estás sentado ahora versando
sólo sé que por acá no hay silencio de tus estrofas,
no hay olvido rastrero viviendo entre tus hijos que prosperan …
No llueve en los senderos que dejaste para recordarte
sólo hay mensajes fértiles que acompañan.
Prematuro vuelo de tu cuerpo a la eternidad
que te regaló a cambio inmortalidad en tu viajar bravío
y que no se cerraron al partir tus ojos ni tu pluma que navegan,
que se hacen tus ojos faros en las palabras,
que se duplican en cada verso dejado,
en cada estrofa tallada por tu estilo verás
 y de tu lucha genuina de poeta del pueblo.
Viento nortino en tus sandalias,
frescas tierras que dejaron en ti tiempos de inspiración eterna.

Eloísa Echeverría.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Pena...






Fecunda una pena en el borde interno de mi corazón,
se me ha llenado el bolsón de mis lagrimales,
de tantas horas sin frutales que me endulcen la agonía,
la esperanza sufría, se ha puesto velo negro y se fue a dormir
no quiere por nada parir un poco de su belleza
sólo me entrega tristeza en este mundo sin amor fraterno
que nos lleva al infierno de vivir en un mundo
en donde el odio profundo reina y domina avasallante
todos se ven distantes del dolor ajeno que brilla
se sientan cada uno en sus sillas sin pensar en el hermano
que sufre porque no tiene una mano fraterna  que lo asista...

El mundo que tengo en frente de mis pies desolados
me llevan a tener anclados los sueños que amontono
y aunque en mi sendero perdono a quien me abofetea
todos quieren pelea en las cosas cotidianas
ya no hay simples mañanas que sonrían en el camino
parece oscuro el destino de los seres de esta tierra
el hermano porta una sierra de filudos colmillos
y se atan a los bolsillos de los que se dicen dioses
de este olimpo que de a poco se va arruinando el alma
y no deja contemplar con calma un atardecer
o  el simple florecer de las sonrisas de los niños 
esos divertidos chiquillos que entienden lo de vivir…