miércoles, 29 de octubre de 2008

Día 54






Y entonces lo supe.
Lo sentí en el cosquilleo obtuso que se fue a habitar
dentro de mí.
Por el sentimiento abrumador de vacío que inundó las vertientes de mis anhelos…
¿Qué hice?

Y el desconsuelo vino a dormitar a mi espacio,
ése que hay entre la realidad y el sueño,
ése que no deja ni dormir ni estar despierta

¿Qué hice?

Supe allí que eras tú a quien esperaba
a quien había tanto ambicionado…

Y mientras el avión montaba presuroso las nubes
perdiéndose ante mis ojos,
Supe de ti.
De tus continuos desvelos
de tu todo acompañando mi espera.
Y no te vi hasta ahí,
ahí…
Que te ibas para no regresar.

¿En qué estaba pensando cuando te dije
que tal vez podrías cumplir tus sueños
en tierras lejanas.?
¿En qué pensaba cuando apuré tu partida
para que no se te fuera la vida declarándome tu amor.?
¿En qué sueño cobijaba mis esperanzas sin ver que
tu realidad me ofrecía lo que soñaba encontrar?

viernes, 24 de octubre de 2008

DÍA 43.







De verdad que he querido cantar otros cantos,
De verdad que he querido Conocer otras viñas,
y
Embriagarme en sus vinos.
Pero,
Tu recuerdo brillante, hermoso,
De mosto cancino,
Perfecto en sus ácidos y aromas,
De cepas traídas de otras tierras,
Se adueña de todo mi entorno
Y no puedo perderme por los parronales
Que tienen otros ojos prometedores…
Sólo es tu vino hechicero
El que quiero beber.
Es el único brebaje de vida
Con el que quiero emborracharme,
Perderme para encontrarme
Porque es eso lo que me da tu compañía.
¡Me haces brillar!
Y mi brillo se une a tu espiral que me eleva…
Sabes que me hace bien nutrirme de tu vid
Fuente de perfecta compañía humana
Que me ayuda a caminar por senderos fértiles.
Esos caminos que conozco de memoria
Que si anocheciera igual los encontraría
Porque están impregnados de tus aromas
En tus recovecos, en tus esquinas,
En tus laderas,
En tus planicies.
El aroma de tu vino
Que me eriza la piel
entregándole sensaciones de
Incontables melodías,
Que me transforma en golondrina o en paloma,
en gaviota que surca los mares
O en cóndor andino que señorea montañas.
Tu vino que
Se me hace vertiente alucinante en mis ojos,
Arcilla en mis manos,
Que juega en mis pies, en mis cercos, en mis llanos.
Tu vino
enólogo perfecto para mi paladar Sublime
Y que me has dado a beber
Es mi pozo de energía.