Pienso en ti
y se forman en
mi vientre innumerables colores tibios
que alimentan mis sueños.
Bordeo el desconocido abismo de tu cintura
y la quiero sin
premura poder disfrutar,
aliento fresco
de mis tardes, elocuencia sensible a mi paladar.
Noté que tus
manos tiemblan cuando en mis cabellos
tus dedos tejen sueños dulces con olores
cristalinos
en los que prevalece tu sonrisa que es refugio reformador de mis miedos…
Pienso en ti
y se llena el cántaro de mis ojos,
emoción suave
que despierta a la vida,
brillo de mis
mañanas atiborrada de ilusiones primaverales en pleno invierno.
Acicalé los
espejos y los puse por todas las paredes
para no perder ni
un instante de pasada por las quimeras acústicas
que de tus
cienes confluyen,
nirvana en tu
luz,
refundo mis
sueños en cada instante que piso tus cielos
con olor a
madreselvas madereras
de la que está hecha tu sonrisa que acuna mis ilusiones,
de la que está
formada la estructura de tu voz que mece mis ideales infranqueables.
No remo en tus
orillas pero en tus senderos me quedo
a beber de la luz que alimenta mis días,
si fueran escarpados mas altos y menos planos
sé que me tomarías
de la mano para ayudarme a seguir…
Me nutro del misterio de pensar en ti cada instante, flor fragante que
inundas mis sentidos.
Eloisa Echeverria.