Esta nostalgia de albaricoques verdes sentada
debajo del árbol que me ronda…
De digüeñes con romaza y vinagre, de silencios de adobes en casas fantasmales; el cantar del
trigo en la era, verdes espigas, soldados orgullosos de permanecer frente al
sol tan gallardos,
de esa cruz de mayo;
Esta nostalgia porfiada que me ronda,
viento en el rostro, helado de primavera,
olor a brotes de membrillo y peras, de
manzanas y ciruelas…
Queda tanto en la retina de la piel! del pueblo que me vio
crecer…
Rugido del volcán en noviembres refulgentes, mirada airada del río
que se solventa brioso en su carrera hasta el mar…
De nubes pegajosas que me
contaban historias al pasar,
con duendes y gigantes de cabezas locas que se
desvanecían al pestañear…
Esta nostalgia lluviosa que crece como de la plaza
hasta el castañal, pasando por trehualemu volando hasta chamizal...
De la tierra que me
llama, que pide en islas extrañas que es tiempo de acercarse a reposar la
cabeza en su seno, de volver a soñar.
Tanta nostalgia que me ronda en las pestañas de mi pueblo
natal.
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